miércoles, 4 de diciembre de 2013

JUEVES SANTO


ENTRE  EL VINO, LA ROSA Y EL ROMERO

Se abren las puertas de San Felipe y los tambores roncos anuncian los Dolores de María,  que sostiene desamparada la corona de espinas a espaldas de la Santa Cruz.

Cristo instituye la Eucaristía en la Parroquia de los Mártires, sujetando en su mano el cáliz de paz de la alianza; su madre ferroviaria, la que un tiempo fue perchelera, irradia paz con su mirada, llevada fervientemente por esos legionarios de la Paz que la mecen por Casapalma y la suben en el encierro.


El señor de los Viñeros, con la llave del Sagrario en su mano, bendice desde las catalinas los viñedos malacitanos. Sin palio de terciopelo, el cielo azul, que luego se vuelve estrellado, cobija a la Señora de la Soledad.


El Cristo de la Buena Muerte es contemplado por la magdalena, mientas va dejando atrás el Perchel, a sones de cánticos legionarios; la Reina de Santo Domingo- y estrella marinera- es paseada en un galeón barroco, acompañada por la armada española, a quien ya protegió la señora siglos atrás.


Jesús cae por el peso de la Cruz en la carmelita calle Ancha; todo el Perchel quiere ayudar a llevar la cruz a ese cristo chiquito que nos irradia su gran misericordia; la Reina de la Plata, lleva los percheles a toda Málaga, la señora del Gran Poder va oyendo las plegarias de sus devotos fervorosos así como los vítores frente  la Iglesia del Carmen.


En la frontera de dos barrios está el Cristo de los Milagros, que sale cada Jueves Santo a pasito corto por las calles de la ciudad, subido a pulso en en su encierro, de cara a la Virgen de la Amargura, siempre en la calle de los Mármoles, entre ambos barrios, que la Virgen que cobijó al bandolero Zamarrila, la que volvió roja la rosa blanca, es por guapa perchelera y morena por trinitaria; Queda el Señor del Santo Suplicio en su ermita a la espera de contemplar de nuevo la Amargura de su madre. 


El Dulce Nazareno del Paso ha bendecido Málaga, su sereno rostro y su faz bendita contempla a los nazarenos y pueblo arrodillados ante Él. El olor a romero, y las insignias de museo, dejan paso a la Esperanza, Virgen bella, Señora de los percheles y Reina de Málaga, que se pasea en su trono, una catedral barroca digna de su Divina Majestad.


Ya casi rozando el alba. el Cristo d ela Vera Cruz, entra en la Catedral, en silencio, a sones de capilla musical. Ya es Viernes Santo...